1- Busca la definición de Hospitalidad y aplicala al cuento "El Hombre Pálido"
2- ¿Qué rituales entorno al mate observas en el cuento?
3- Explica que rituales hay en nuestro país con respecto al mate y que orígen tiene.
4- Realiza la grafopeya y etopeya de Elvira y El Hombre Pálido
R1: Hospitalidad: Amabilidad y atención con que una persona recibe y acoge a los visitantes o extranjeros en su casa o en su tierra.
Hospitalidad en el cuento:cuando la mujer invitó al hombre Pálido a quedarse en su casa
R2: Rituales entorno al mate: Tirar yerba, poner nueva, absorber primero un poco de agua tibia para que se hinchara sin quemarse. Enseguida, ofrecer mate
R3: Rituales en nuestro país: Hacer un fogón, luego contando historias tomando mate
*Orígen: Guaraní
R4:
Elvira: Grafopeya=Jóven, linda, pelo negro, labios carnosos y chiquitos, pecho abultadito, caderas ceñidas, piernas bien formadas, ojos grandes, vestido de escote.
Etopeya= Mirar dulce, tímida, temerosa, intranquila, desconfiada
Hombre Pálido: Grafopeya= Delgado, alto, pálido, barba negra, ojos como chispas y encapotados
Etopeya= Enamoradizo, serio, asesino, decidido, ladrón, silencioso.
jueves, 26 de mayo de 2016
lunes, 23 de mayo de 2016
jueves, 19 de mayo de 2016
45- ACTIVIDAD del cuento "El Hombre Pálido"
1-¿Sabes qué significa "Expectante, trémulo, cacharpas, arrebujar y torcaza"?
R1:
EXPECTANTE: Que espera observando con interés y curiosidad lo que pasa.
TRÉMULO: Que tiembla.
CACHARPAS: Nombre que dan los gauchos a las prendas más lucidas de su equipo y montura.
ARREBUJAR: Tomar, arrugar o amontonar sin orden una cosa flexible.
TORCAZA: Variedad de paloma.
2- ¿Qué costumbres típicas de nuestro país aparecen aludidas en el cuento?
R: En el cuento aparecen aludidas costumbres de nuestro país, como por ejemplo: mazamorra, poncho, fogón, caballo, mate, cacharpas, etc
3- ¿Cuáles son los personajes príncipales del primer momento y los del segundo momento?
R: Los personajes príncipales del primer momento son: El Hombre Pálido, Elvira y una señora.
Los personajes príncipales del segundo momento son: El negro y El Hombre Pálido.
4- ¿Hay indicaciones geográficas? ¿En qué ambiente se desarrolla el cuento?
R: El cuento se desarrolla en el campo
R1:
EXPECTANTE: Que espera observando con interés y curiosidad lo que pasa.
TRÉMULO: Que tiembla.
CACHARPAS: Nombre que dan los gauchos a las prendas más lucidas de su equipo y montura.
ARREBUJAR: Tomar, arrugar o amontonar sin orden una cosa flexible.
TORCAZA: Variedad de paloma.
2- ¿Qué costumbres típicas de nuestro país aparecen aludidas en el cuento?
R: En el cuento aparecen aludidas costumbres de nuestro país, como por ejemplo: mazamorra, poncho, fogón, caballo, mate, cacharpas, etc
3- ¿Cuáles son los personajes príncipales del primer momento y los del segundo momento?
R: Los personajes príncipales del primer momento son: El Hombre Pálido, Elvira y una señora.
Los personajes príncipales del segundo momento son: El negro y El Hombre Pálido.
4- ¿Hay indicaciones geográficas? ¿En qué ambiente se desarrolla el cuento?
R: El cuento se desarrolla en el campo
viernes, 13 de mayo de 2016
44- MAPA DE CUENTO DE: "EL HOMBRE PÁLIDO"
TÍTULO: "El Hombre Pálido"
AUTOR: Francisco "Paco" Espínola
TIEMPO: DE noche, día lluvioso
ESPACIO: San José, en el campo
PERSONAJES: Carmen- Elvira- Hombre Pálido- El Negro
PROTAGONISTA: Hombre Pálido.
ANTAGONSTA: El Negro.
LA TRAMA O ACCIÓN: ¿QUÉ SUCEDIÓ?
Un hombre que era pálido se fue a quedar en la casa de una mujer que vivía con su hija. Él y otro señor, tenían planeado robarles, pero el hombre pálido se retracto. Al final, el hombre muere atropellado por el señor.
AUTOR: Francisco "Paco" Espínola
TIEMPO: DE noche, día lluvioso
ESPACIO: San José, en el campo
PERSONAJES: Carmen- Elvira- Hombre Pálido- El Negro
PROTAGONISTA: Hombre Pálido.
ANTAGONSTA: El Negro.
LA TRAMA O ACCIÓN: ¿QUÉ SUCEDIÓ?
Un hombre que era pálido se fue a quedar en la casa de una mujer que vivía con su hija. Él y otro señor, tenían planeado robarles, pero el hombre pálido se retracto. Al final, el hombre muere atropellado por el señor.
jueves, 12 de mayo de 2016
43- REGIONALISMO:
El regionalismo desde sus inicios tuvo la intención de reflejar lo propio: Paisajes, situaciones, anécdotas, tipos y hábitos desde un nuevo punto de vista.
42- CRIOLLISMO:
El Criollismo literarios fue un movimiento que nació con el propósito de retratar las costumbres populares, con los tipos y en el lenguaje del bajo pueblo, sobre todo del campesino.
martes, 10 de mayo de 2016
41- ACTIVIDAD de "El Hombre Pálido"
1- Realiza el tema y el argumento del cuento "El Hombre Pálido"
2- Aplica la definición de regionalismo a este cuento.
3- Buscar en el diccionario las palabras que desconozcas significado.
R1: TEMA= Robo Fallido
ARGUMENTO: Un hombre que era pálido se fue a quedar en la casa de una mujer que vivía con su hija. Él y otro señor, tenían planeado robarles, pero el hombre pálido se retracto. Al final, el hombre muere atropellado por el señor.
R2: Mazamorra, caballo, guitarra, etc...
R3: Viborear: Hablar de otra persona a sus espaldas.
Torcaza: Variedad de Paloma.
Ceñir: Apretar, oprimir.
Trémula: Que tiembla.
Encapotado: Sereno.
Carnoso: que tiene la textura o la consistencia de la carne.
Cuajada: Producto lácteo.
2- Aplica la definición de regionalismo a este cuento.
3- Buscar en el diccionario las palabras que desconozcas significado.
R1: TEMA= Robo Fallido
ARGUMENTO: Un hombre que era pálido se fue a quedar en la casa de una mujer que vivía con su hija. Él y otro señor, tenían planeado robarles, pero el hombre pálido se retracto. Al final, el hombre muere atropellado por el señor.
R2: Mazamorra, caballo, guitarra, etc...
R3: Viborear: Hablar de otra persona a sus espaldas.
Torcaza: Variedad de Paloma.
Ceñir: Apretar, oprimir.
Trémula: Que tiembla.
Encapotado: Sereno.
Carnoso: que tiene la textura o la consistencia de la carne.
Cuajada: Producto lácteo.
40- GRADACIÓN ASCENDENTE de "El Almohadón de Pluma"
La narración de los síntomas de la enfermedad de Alicia se dan de menor a mayor porque se utiliza el recurso de "Gradación ascendente".
Hacia el final del cuento los personajes, Jordán y la sirvienta encuentran en el Almohadón la razón de la muerte de Alicia.
La explicación que se da junto con los síntomas se narran utilizando el recurso de verosimilitud, es decir, que lo que se cuenta es bastante creíble.
Vero= Verdad
Similitud= Similar
Sin embargo la razón de la muerte de Alicia se detalla al principio de la historia, porque se dice que Alicia por sus síntomas y por su relación de matrimonio está cursando una depresión. De ahí que el tema del cuento sea: la incomunicación en el matrimonio.
Hacia el final del cuento los personajes, Jordán y la sirvienta encuentran en el Almohadón la razón de la muerte de Alicia.
La explicación que se da junto con los síntomas se narran utilizando el recurso de verosimilitud, es decir, que lo que se cuenta es bastante creíble.
Vero= Verdad
Similitud= Similar
Sin embargo la razón de la muerte de Alicia se detalla al principio de la historia, porque se dice que Alicia por sus síntomas y por su relación de matrimonio está cursando una depresión. De ahí que el tema del cuento sea: la incomunicación en el matrimonio.
lunes, 9 de mayo de 2016
39- CUENTO "EL HOMBRE PÁLIDO"
"EL HOMBRE PÁLIDO"
~Francisco "Paco" Espínola
Todo el día estuvo toldado el sol, y las nubes, negruzcas, inmóviles en el cielo, parecían apretar
el aire, haciéndolo pesado, bochornoso, cansador.
A eso del atardecer, entre relámpagos y truenos, aquéllas aflojaron y el agua empezó a caer
con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del mundo y quisiera borrarlo
todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos.
Cada bicho escapó a su cueva. La hacienda, no teniendo ni eso, daba el anca al viento y
buscaba refugio debajo de algún árbol, en cuyas ramas chorreaban los pajaritos, metidos a
medias en sus nidos de paja y de pluma.
En el rancho de Tiburcio estaban solas Carmen, su mujer y Elvira, su hija.
El capataz de tropa de don Clemente Farías, había marchado para “adentro” hacía una semana.
En la cocina negra de humo se hallaban, cuando oyeron ladrar el perro hacia el lado del
camino. Se asomó la muchacha y vio a un hombre desmontar en la enramada con el poncho
empapado y el sombrero como trapo por el aguacero.
-¡León! ¡León! ¡Fuera! Entre para acá- gritó Elvira.
-¿Quién es?- preguntó la vieja sin dejar de revolver la olla de mazamorra.
-No lo conozco.
La joven volvió al lado de su madre y quedó expectante.
-Buenas tardes.
Agachándose –la puerta era muy baja-, el hombre entró.
-Buenas. Siéntese. ¿Lo ha derrotado l`agua? Sáquese el poncho y arrimeló al fogón.
-Sí, es mejor. Aquí, no más.
El hombre colgó su poncho negro en un gran clavo cerca del fuego y sacudió el sombrero.
Después se sentó en un banco.
-¿Viene de lejos? -curioseó la madre.
-De Belastiquí.
-¿Y va?
-Pa l’estancia’e Molina, en el
Arroyo Grande. Pensaba llegar hoy a San José, pero me apuré
mucho por el agua y traigo cansadazo el caballo.
Así que si me deja pasar la noche...
-Comodidá no tenemos ... puede traer su recao y dormir aquí, en todo
caso.
-¡Como no!... Estoy acostumbrao.
La muchacha, ahora acurrucada en un rincón, lo miraba de reojo. Y cuando oyó que iba a quedarse, sintió clarito en el pecho los golpes del corazón.
Es que cada vez más le parecía que aquel hombre delgado y alto, de cara pálida en la que se enredaba una negrísima barba que la hacía más blanca, no tenía aspecto para tranquilizar a nadie...
La vieja le interrumpió sus pensamientos diciendo:
-A ver, aprontá un mate.
Y siguió revolviendo la mazamorra, mientras daba conversación al forastero, que acariciaba el perro y retiraba la mano cuando éste rezongaba desconfiado de tanto mimo.
Elvira tiró la yerba vieja, puso nueva, le hizo absorber primero un poco de agua tibia para que se hinchara sin quemarse. En seguida, ofreció el mate al desconocido. Este la miró a los ojos y ella los bajó, trémula de susto.
No sabía porqué. Muchas veces habían llegado así, de pronto,
gente de otros pagos que dormían allí y al otro día se iban.Pero esa nochecita, con los ruidos de los truenos y la lluvia, con la soledad, con muchas cosas, tenía un tremendo miedo a aquel hombre de barba negra y cara pálida y ojos como chispas.
Se dio cuenta de que él la observaba. Los ojos encapotados, sorbiendo lentamente el mate, el hombre recorría con la vista el cuerpo tentador de la muchacha...
¡Oh, sí!, había que cansar muchos caballos para encontrar otra tan linda.
Brillante y negro el pelo, lo abría al medio una raya y caía por los hombros en dos trenzas largas y flexibles. Tenía unos labios carnosos y chiquitos que parecían apretarse para dar un beso largo y hondo, de esos que aprisionan toda una existencia. La carne blanca, blanca como cuajada, tibia como plumón, se aparecía por el escote y la dejaban también ver las mangas cortas del vestido. El pecho abultadito, lindo pecho de torcaza; las caderas ceñidas, firmes; las
piernas que se adivinaban bien formadas bajo la pollera ligera; toda ella producía unas ansias extraña en quien la miraba, entreveradas ansias de caer de rodillas, de cazarla del pelo, de hacerla sufrir apretándola fuerte entre los brazos, de acariciarla tocándola apenitas... ¡yo qué sé!, una mezcla de deseos buenos y malos que viboreaban en el alma como relámpagos entre la noche. Porque si bien el cuerpo tentaba el deseo del animal, los ojos grandes y negros eran
de un mirar tan dulce, tan real, tan tristón, que tenían a raya el apetito, y ponían como alitas de ángel a las malas pasiones...
Embebecido cada vez más en la contemplación, el hombre sólo al rato advirtió que la muchacha estaba asustada. Entonces, algo le pasó también a él.
Su mano vacilaba ahora al tenerla para recibir o entregar el mate.
Elvira iba entre tanto poniendo la mesa. Luego, los tres se sentaron silenciosos a comer. Concluída la cena, mientras las mujeres fregaban, el hombre fue bajo la lluvia hasta la
enramada, desensilló, llevó el recado a la cocina y se sentó a esperar que hicieran la lidia jugando con el perro, con León que, por una presa tirada al cenar, había perdido la desconfianza y estaba íntimo con el desconocido.
-¡Mesmo qu`el hombre!- pensó éste.
Y siguió mirando el fuego y, de reojo, a Elvira.
Cuando terminaron la tarea, la madre desapareció para tornar con unas cobijas.
-Su poncho no se ha secao. Hasta mañana, si Dios quiere.
-Se agradece.
-¡Buenas noches!- deseó la muchacha cruzando ligero a su lado con la cabeza baja.
-Buenas.
Las dos mujeres abrieron la puerta que comunicaba con el otro cuarto, pasaron y la volvieron a cerrar.
Al rato, se oyó el rumor de las camas al recibir los cuerpos, se apagó la luz...Todo fue envolviéndose en el ruido del agua que caía sin cesar.
El hombre tendió las cacharpas, se arrebujó en las mantas con el perro y sopló el candil. El fogón, mal apagado, quedó brillando.
Un rato después se empezó a oír la respiración ruidosa y regular de la vieja. Pero en la cama de Elvira no había caído el descanso.
Ahora que su madre dormía, el miedo la ahogaba más
fuerte. El corazón le golpeaba el pecho como alertándola para que algún peligro no la agarrara
en el sueño, y su vista trataba en vano de atravesar las tinieblas... De cuando en cuando
rezaba un Ave María que casi nunca terminaba, porque lo paraba en seco cualquier rumor, que la hacía sentar de un salto en la cama. A eso de la media noche, bien claro oyó que la puerta de la cocina que daba al patio había sido abierta, y hasta le pareció sentir que el aire frío entraba por las rendijas. Tuvo intención de despertar a su madre, pero no se animó a moverse. Sentada, con los ojos saltados y la boca abierta para juntar el aire que le faltaba, escuchó. No sintió nadita. Y aquel silencio, después de aquel ruido, la asustaba más aún. No sentía nadita, pero en su imaginación veía al hombre de la barba negra clavándole los ojos como chispas; veía el poncho negro, colgado del clavo, movido por el viento como anunciando ruina... y como para convencerla de que era verdad que
la puerta había sido abierta, seguía sintiendo el aire frío y percibía más claramente el ruido de la lluvia...
En efecto: el hombre, que se echó no más, sobre el recado, se había levantado, lo llevó otra vez a la enramada y, después de ensillar, había salido a pie hasta la manguera que estaba
como a una cuadra dejándose pintar de rosado por los relámpagos. El agua le daba en la frente. Por eso avanzaba con la cabeza gacha. Otro hombre le salió al encuentro, el poncho y el sombrero hecho sopa. Era un negro.
-¿Están las mujeres solas?- preguntó ansioso.
Sombrío el otro respondió:
-Sí
-La plata tiene qu`estar en algún lao. Empecemos.
-No. No empezamos.
-¿Qué hay?
-Hay que yo no quiero.
-¿Qué no querés?
- Sí, que no quiero.
- ¿Pero estás loco?
-Peor pa mí si m`enloquecí. Pero ya te dije. Vamonós p`atrás.
-¿El qué?
-No hay qué que te valga. Como siempre, te acompaño cuando quieras; pero esta noche, no. Y aquí, menos.
-¡Hum! Si te salieran en luces malas los que has matao, te ciegaría la iluminación, y ahora te ha entrao por hacerte el angelito.
-Nadie habla aquí de bondá. Digo que no se me antoja y se acabó.
-Peor pa vos. Iré yo solo. ¡Que tanto amolar por dos mujeres!
-Es que vos tampoco vas a ir.
-¿Desde cuando es mi tutor el que habla?
-Desde que tengo la tutora- bramó el interpelado tanteándose la daga.
-¡Ah! ¿Querés peliar? ¡Me lo hubieras dicho antes! Seguramente ya habrás hecho la cosa y quedrás la plata pa vos solo. Pero no te veo uñas, mi querido. Venite no más- y desenvainó su cuchillo.
-¡Callate, negro de los diablos!- rugió el otro yéndosele arriba.
A la luz de los relámpagos, entre los charcos, los dos hombres se tiraban a partir. El de la barba negra, medio recogido el poncho con la mano izquierda, fue haciendo un círculo para ponerse
de espaldas a la lluvia. Comprendiendo el juego, el negro dio un salto. Pero se resbaló y se fue del lomo. El otro esperó a que se enderezara y lo atropelló. La daga, entrando de abajo a
arriba, le abrió el vientre y se le hundió en el tórax.
-¡Jesús, mama!- exclamó el negro.
Fue lo único que dijo. La muerte le tapó la boca.El otro, en las mismas ropas del difunto limpió su daga. Después enderezó chorreando agua, montó y salió como sin prisa, al trotecito.
-¡Pucha que había sido cargoso el negro!- murmuraba- ¡Le decía que no, y el que sí, y yo que no, y dale! ¡Estaba emperrao!...
La lluvia, gruesa, helada, seguía cayendo.
~Francisco "Paco" Espínola
Todo el día estuvo toldado el sol, y las nubes, negruzcas, inmóviles en el cielo, parecían apretar
el aire, haciéndolo pesado, bochornoso, cansador.
A eso del atardecer, entre relámpagos y truenos, aquéllas aflojaron y el agua empezó a caer
con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del mundo y quisiera borrarlo
todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos.
Cada bicho escapó a su cueva. La hacienda, no teniendo ni eso, daba el anca al viento y
buscaba refugio debajo de algún árbol, en cuyas ramas chorreaban los pajaritos, metidos a
medias en sus nidos de paja y de pluma.
En el rancho de Tiburcio estaban solas Carmen, su mujer y Elvira, su hija.
El capataz de tropa de don Clemente Farías, había marchado para “adentro” hacía una semana.
En la cocina negra de humo se hallaban, cuando oyeron ladrar el perro hacia el lado del
camino. Se asomó la muchacha y vio a un hombre desmontar en la enramada con el poncho
empapado y el sombrero como trapo por el aguacero.
-¡León! ¡León! ¡Fuera! Entre para acá- gritó Elvira.
-¿Quién es?- preguntó la vieja sin dejar de revolver la olla de mazamorra.
-No lo conozco.
La joven volvió al lado de su madre y quedó expectante.
-Buenas tardes.
Agachándose –la puerta era muy baja-, el hombre entró.
-Buenas. Siéntese. ¿Lo ha derrotado l`agua? Sáquese el poncho y arrimeló al fogón.
-Sí, es mejor. Aquí, no más.
El hombre colgó su poncho negro en un gran clavo cerca del fuego y sacudió el sombrero.
Después se sentó en un banco.
-¿Viene de lejos? -curioseó la madre.
-De Belastiquí.
-¿Y va?
-Pa l’estancia’e Molina, en el
Arroyo Grande. Pensaba llegar hoy a San José, pero me apuré
mucho por el agua y traigo cansadazo el caballo.
Así que si me deja pasar la noche...
-Comodidá no tenemos ... puede traer su recao y dormir aquí, en todo
caso.
-¡Como no!... Estoy acostumbrao.
La muchacha, ahora acurrucada en un rincón, lo miraba de reojo. Y cuando oyó que iba a quedarse, sintió clarito en el pecho los golpes del corazón.
Es que cada vez más le parecía que aquel hombre delgado y alto, de cara pálida en la que se enredaba una negrísima barba que la hacía más blanca, no tenía aspecto para tranquilizar a nadie...
La vieja le interrumpió sus pensamientos diciendo:
-A ver, aprontá un mate.
Y siguió revolviendo la mazamorra, mientras daba conversación al forastero, que acariciaba el perro y retiraba la mano cuando éste rezongaba desconfiado de tanto mimo.
Elvira tiró la yerba vieja, puso nueva, le hizo absorber primero un poco de agua tibia para que se hinchara sin quemarse. En seguida, ofreció el mate al desconocido. Este la miró a los ojos y ella los bajó, trémula de susto.
No sabía porqué. Muchas veces habían llegado así, de pronto,
gente de otros pagos que dormían allí y al otro día se iban.Pero esa nochecita, con los ruidos de los truenos y la lluvia, con la soledad, con muchas cosas, tenía un tremendo miedo a aquel hombre de barba negra y cara pálida y ojos como chispas.
Se dio cuenta de que él la observaba. Los ojos encapotados, sorbiendo lentamente el mate, el hombre recorría con la vista el cuerpo tentador de la muchacha...
¡Oh, sí!, había que cansar muchos caballos para encontrar otra tan linda.
Brillante y negro el pelo, lo abría al medio una raya y caía por los hombros en dos trenzas largas y flexibles. Tenía unos labios carnosos y chiquitos que parecían apretarse para dar un beso largo y hondo, de esos que aprisionan toda una existencia. La carne blanca, blanca como cuajada, tibia como plumón, se aparecía por el escote y la dejaban también ver las mangas cortas del vestido. El pecho abultadito, lindo pecho de torcaza; las caderas ceñidas, firmes; las
piernas que se adivinaban bien formadas bajo la pollera ligera; toda ella producía unas ansias extraña en quien la miraba, entreveradas ansias de caer de rodillas, de cazarla del pelo, de hacerla sufrir apretándola fuerte entre los brazos, de acariciarla tocándola apenitas... ¡yo qué sé!, una mezcla de deseos buenos y malos que viboreaban en el alma como relámpagos entre la noche. Porque si bien el cuerpo tentaba el deseo del animal, los ojos grandes y negros eran
de un mirar tan dulce, tan real, tan tristón, que tenían a raya el apetito, y ponían como alitas de ángel a las malas pasiones...
Embebecido cada vez más en la contemplación, el hombre sólo al rato advirtió que la muchacha estaba asustada. Entonces, algo le pasó también a él.
Su mano vacilaba ahora al tenerla para recibir o entregar el mate.
Elvira iba entre tanto poniendo la mesa. Luego, los tres se sentaron silenciosos a comer. Concluída la cena, mientras las mujeres fregaban, el hombre fue bajo la lluvia hasta la
enramada, desensilló, llevó el recado a la cocina y se sentó a esperar que hicieran la lidia jugando con el perro, con León que, por una presa tirada al cenar, había perdido la desconfianza y estaba íntimo con el desconocido.
-¡Mesmo qu`el hombre!- pensó éste.
Y siguió mirando el fuego y, de reojo, a Elvira.
Cuando terminaron la tarea, la madre desapareció para tornar con unas cobijas.
-Su poncho no se ha secao. Hasta mañana, si Dios quiere.
-Se agradece.
-¡Buenas noches!- deseó la muchacha cruzando ligero a su lado con la cabeza baja.
-Buenas.
Las dos mujeres abrieron la puerta que comunicaba con el otro cuarto, pasaron y la volvieron a cerrar.
Al rato, se oyó el rumor de las camas al recibir los cuerpos, se apagó la luz...Todo fue envolviéndose en el ruido del agua que caía sin cesar.
El hombre tendió las cacharpas, se arrebujó en las mantas con el perro y sopló el candil. El fogón, mal apagado, quedó brillando.
Un rato después se empezó a oír la respiración ruidosa y regular de la vieja. Pero en la cama de Elvira no había caído el descanso.
Ahora que su madre dormía, el miedo la ahogaba más
fuerte. El corazón le golpeaba el pecho como alertándola para que algún peligro no la agarrara
en el sueño, y su vista trataba en vano de atravesar las tinieblas... De cuando en cuando
rezaba un Ave María que casi nunca terminaba, porque lo paraba en seco cualquier rumor, que la hacía sentar de un salto en la cama. A eso de la media noche, bien claro oyó que la puerta de la cocina que daba al patio había sido abierta, y hasta le pareció sentir que el aire frío entraba por las rendijas. Tuvo intención de despertar a su madre, pero no se animó a moverse. Sentada, con los ojos saltados y la boca abierta para juntar el aire que le faltaba, escuchó. No sintió nadita. Y aquel silencio, después de aquel ruido, la asustaba más aún. No sentía nadita, pero en su imaginación veía al hombre de la barba negra clavándole los ojos como chispas; veía el poncho negro, colgado del clavo, movido por el viento como anunciando ruina... y como para convencerla de que era verdad que
la puerta había sido abierta, seguía sintiendo el aire frío y percibía más claramente el ruido de la lluvia...
En efecto: el hombre, que se echó no más, sobre el recado, se había levantado, lo llevó otra vez a la enramada y, después de ensillar, había salido a pie hasta la manguera que estaba
como a una cuadra dejándose pintar de rosado por los relámpagos. El agua le daba en la frente. Por eso avanzaba con la cabeza gacha. Otro hombre le salió al encuentro, el poncho y el sombrero hecho sopa. Era un negro.
-¿Están las mujeres solas?- preguntó ansioso.
Sombrío el otro respondió:
-Sí
-La plata tiene qu`estar en algún lao. Empecemos.
-No. No empezamos.
-¿Qué hay?
-Hay que yo no quiero.
-¿Qué no querés?
- Sí, que no quiero.
- ¿Pero estás loco?
-Peor pa mí si m`enloquecí. Pero ya te dije. Vamonós p`atrás.
-¿El qué?
-No hay qué que te valga. Como siempre, te acompaño cuando quieras; pero esta noche, no. Y aquí, menos.
-¡Hum! Si te salieran en luces malas los que has matao, te ciegaría la iluminación, y ahora te ha entrao por hacerte el angelito.
-Nadie habla aquí de bondá. Digo que no se me antoja y se acabó.
-Peor pa vos. Iré yo solo. ¡Que tanto amolar por dos mujeres!
-Es que vos tampoco vas a ir.
-¿Desde cuando es mi tutor el que habla?
-Desde que tengo la tutora- bramó el interpelado tanteándose la daga.
-¡Ah! ¿Querés peliar? ¡Me lo hubieras dicho antes! Seguramente ya habrás hecho la cosa y quedrás la plata pa vos solo. Pero no te veo uñas, mi querido. Venite no más- y desenvainó su cuchillo.
-¡Callate, negro de los diablos!- rugió el otro yéndosele arriba.
A la luz de los relámpagos, entre los charcos, los dos hombres se tiraban a partir. El de la barba negra, medio recogido el poncho con la mano izquierda, fue haciendo un círculo para ponerse
de espaldas a la lluvia. Comprendiendo el juego, el negro dio un salto. Pero se resbaló y se fue del lomo. El otro esperó a que se enderezara y lo atropelló. La daga, entrando de abajo a
arriba, le abrió el vientre y se le hundió en el tórax.
-¡Jesús, mama!- exclamó el negro.
Fue lo único que dijo. La muerte le tapó la boca.El otro, en las mismas ropas del difunto limpió su daga. Después enderezó chorreando agua, montó y salió como sin prisa, al trotecito.
-¡Pucha que había sido cargoso el negro!- murmuraba- ¡Le decía que no, y el que sí, y yo que no, y dale! ¡Estaba emperrao!...
La lluvia, gruesa, helada, seguía cayendo.
domingo, 8 de mayo de 2016
38- PARALELISMO PSICO- CÓSMICO
Esto ocurre cuando hay un paralelo entre el estado anímico del personaje o su personalidad y el "cosmo", es decir, el estado climático o el espacio.
37- Regionalismo
Regionalismo, en política, es la ideología y el movimiento político que, aún aceptando la existencia de una comunidad política superior como la nación, pretende la defensa específica de una de sus partes, una región que se distingue por su homogeneidad en lo físico, lo humano y lo cultural.
Los propósitos regionalistas más importantes son la adecuación de la acción estatal a las necesidades locales; un mayor acercamiento de los ciudadanos a la gestión del Estado; la supervivencia y promoción de las costumbres propias; y, en las regiones atrasadas, la consecución de una junta administrativa redistribución de la renta nacional que mejore sus condiciones de vida y sociales.
Los propósitos regionalistas más importantes son la adecuación de la acción estatal a las necesidades locales; un mayor acercamiento de los ciudadanos a la gestión del Estado; la supervivencia y promoción de las costumbres propias; y, en las regiones atrasadas, la consecución de una junta administrativa redistribución de la renta nacional que mejore sus condiciones de vida y sociales.
36- Biografía de Francisco "Paco" Espínola
Francisco Espínola, llamado habitualmente Paco Espínola (San José, 4 de octubre de 1901 - Montevideo, 26 de junio de 1973) fue un escritor, periodista y docente uruguayo perteneciente a la «Generación del centenario».
Se inició en el periodismo colaborando en publicaciones de su ciudad natal y de Montevideo.
Participó de la revolución armada contra la dictadura de Terra y fue capturado como prisionero en la acción de Paso de Morlán en 1935.
Escribió cuentos para niños, novelas y obras de teatro. Fue un docente nato y ejerció como profesor de Lenguaje y de Literatura en el Instituto Normal de Montevideo desde 1939 y de literatura en Enseñanza Secundaria, desde 1945 y de composición literaria y estilística en la Facultad de Humanidades y Ciencias, a partir de 1946. En 1961 recibió el premio Nacional de literatura.
También se destacó como narrador oral y su voz leyendo sus propios cuentos fue registrada en un fonograma coproducido por Sodre y Antar en 1962.
Perteneciente a la «Generación del centenario», su obra se ubica, junto con la de Juan José Morosoli, dentro del regionalismo por su intención de reflejar lo propio: paisajes, situaciones, anécdotas, tipos y hábitos, desde un nuevo punto de vista.
En sus últimos años se adhirió al Partido Comunista de Uruguay. Paco Espínola falleció en la noche del 26 de junio de 1973, en vísperas del golpe de estado que dio inicio a la dictadura cívico-militar que se extendería hasta 1985.
Se inició en el periodismo colaborando en publicaciones de su ciudad natal y de Montevideo.
Participó de la revolución armada contra la dictadura de Terra y fue capturado como prisionero en la acción de Paso de Morlán en 1935.
Escribió cuentos para niños, novelas y obras de teatro. Fue un docente nato y ejerció como profesor de Lenguaje y de Literatura en el Instituto Normal de Montevideo desde 1939 y de literatura en Enseñanza Secundaria, desde 1945 y de composición literaria y estilística en la Facultad de Humanidades y Ciencias, a partir de 1946. En 1961 recibió el premio Nacional de literatura.
También se destacó como narrador oral y su voz leyendo sus propios cuentos fue registrada en un fonograma coproducido por Sodre y Antar en 1962.
Perteneciente a la «Generación del centenario», su obra se ubica, junto con la de Juan José Morosoli, dentro del regionalismo por su intención de reflejar lo propio: paisajes, situaciones, anécdotas, tipos y hábitos, desde un nuevo punto de vista.
En sus últimos años se adhirió al Partido Comunista de Uruguay. Paco Espínola falleció en la noche del 26 de junio de 1973, en vísperas del golpe de estado que dio inicio a la dictadura cívico-militar que se extendería hasta 1985.
35- ACTIVIDAD de Recursos Literarios
1- Reconoce los recursos literarios vistos en clase en las siguientes expresiones:
"En ese rígido cielo de amor"
"En ese extraño nido de amor"
"En ese rígido cielo de amor"
"En ese extraño nido de amor"
34- ACTIVIDAD de "El Almohadón de Pluma"
1-¿Qué entiendes con la expresión "En ese rígido cielo de amor"?
R: Lo que entendio de la expresión "En ese rígido cielo de amor" es que Alicia no la estaba pasando muy bien en la luna de miel porque su marido no estaba tan entusiasmado como ella.
2- Explica que tiene que ver la descripción de la casacon la descripción que se hace de Jordán.
R: Casa= (Exterior) Patio silencioso, columna y estatuas de mármol
(Dentro) Brillo glacial, paredes sin el más leve rasguño, sensación de frío, casa silenciosa se escuchan ecos.
Jordán= Carácter duro, alto, frío, silencioso, rígido.
3-¿Qué entiendes con la expresión "En ese extraño nido de amor"?
R: Lo que entiendo es que de la expresión "En ese extraño nido de amor", es que Alicia pasó todo el otoño en su casa
4- Enumera los síntomas de la enfermedad de Alicia
R: 1- Vivía dormida en la casa
2- Adelgaza
3- Ligero ataque de influenza
4- Angustia
5-Amanecía desvanecida
6- Anemia
7- Dormitaba
8- Alucinaciones
9- Yacía en estupor
10- Amanecía lívida
11- Pérdida de conocimiento
12- Delirio
13- Muerte
R: Lo que entendio de la expresión "En ese rígido cielo de amor" es que Alicia no la estaba pasando muy bien en la luna de miel porque su marido no estaba tan entusiasmado como ella.
2- Explica que tiene que ver la descripción de la casacon la descripción que se hace de Jordán.
R: Casa= (Exterior) Patio silencioso, columna y estatuas de mármol
(Dentro) Brillo glacial, paredes sin el más leve rasguño, sensación de frío, casa silenciosa se escuchan ecos.
Jordán= Carácter duro, alto, frío, silencioso, rígido.
3-¿Qué entiendes con la expresión "En ese extraño nido de amor"?
R: Lo que entiendo es que de la expresión "En ese extraño nido de amor", es que Alicia pasó todo el otoño en su casa
4- Enumera los síntomas de la enfermedad de Alicia
R: 1- Vivía dormida en la casa
2- Adelgaza
3- Ligero ataque de influenza
4- Angustia
5-Amanecía desvanecida
6- Anemia
7- Dormitaba
8- Alucinaciones
9- Yacía en estupor
10- Amanecía lívida
11- Pérdida de conocimiento
12- Delirio
13- Muerte
33- Triple adjetivación
Quiroga utiliza la triple adjetivación para describir a Alicia.
Primero dice que es ruia por el ideal de belleza, clásica, angélical para marcar un contraste con el parásito y tímida como la causa de su sometimiento hacia su marido.
Primero dice que es ruia por el ideal de belleza, clásica, angélical para marcar un contraste con el parásito y tímida como la causa de su sometimiento hacia su marido.
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